sábado, 29 de julio de 2017

Estrategias de supervivencia a las crisis (cont.2.)






PROPORCIONARSE ESTÍMULOS POSITIVOS

Se trata de relajar cada uno de los cinco sentidos:

Vista:
Comprar una flor hermosa, arreglar y decorar de manera especial un espacio de la casa, encender una vela y mirar la llama. Poner la mesa con esmero para una comida concreta. Ir a un museo de arte
hermoso. Sentarse en el vestíbulo de un hotel antiguo y bonito. Contemplar la naturaleza. Salir durante la noche a contemplar las estrellas. Caminar por una zona hermosa de la ciudad. Arreglarse las
uñas. Mirar unas fotos hermosas en un libro. Ir a ver un espectáculo de danza. Ser consciente de lo que vemos al caminar, sin detenernos en nada especial.

Oído:
Escuchar una música hermosa y tranquilizadora ( o excitante y animada ) . Prestar atención a los sonidos de la naturaleza (olas, pájaros, lluvia y hojas). Cantar una canción agradable. Tararear una
melodía agradable. Aprender a tocar un instrumento. Llamar a un teléfono de información o similar para oír una voz humana. Ser consciente de cualquier sonido que aparezca y dejar que entre por un
oído y salga por el otro.

Olfato:
Usar el perfume o las lociones favoritas o probarlas en unos grandes almacenes. Ambientar la casa con una fragancia agradable. Encender una vela aromática. Poner aceite al limón en los muebles,
poner un cuenco de flores aromáticas en la habitación. Hervir canela; cocinar galletas, un pastel o pan. Oler rosas. Caminar por una zona arbolada y respirar conscientemente los frescos olores de la
naturaleza.

Gusto:
Cocinar una buena comida; tomar la bebida preferida (sin alcohol), como té de hierbas o chocolate caliente; invitarse a un postre. Ponerse crema de leche en el café (descafeinado). Probar diferentes sa-
bores en una heladería. Tomarse un caramelo. Mascar nuestro chicle favorito. Comprar un poco de ésa comida o bebida en la que normalmente no nos gastamos mucho dinero, como zumo de naranja
natural. Probar y disfrutar con todo detalle el sabor de la comida. Comer algo con plena conciencia.

Tacto:
Darse un baño de espuma; poner sábanas limpias en la cama. Acariciar al perro o al gato. Que nos den un masaje; mojar los pies en algún lugar. Ponerse loción en el cuerpo. Ponerse una compresa fría
en la frente. Sentarse en una silla realmente cómoda en casa. Acudir a la cafetería de un hotel lujoso y hermoso. Ponerse una blusa, vestido o una bufanda de seda. Ponerse unos guantes o un chaquetón
de piel. Cepillarse el pelo durante un rato. Abrazar a alguien. Experimentar con detalle cualquier cosa que toquemos; notar el tacto suave de algo.


Fuente: Manual de formación de habilidades para el trastorno de personalidad límite, Marsha Linehan, Copyright 1993,The Guilford Pres




martes, 25 de julio de 2017

Testimonio de Patricia: "Si hay un Dios no quiere que me suicide, Dios no quiere que yo me pierda, Dios quiere levantarme"



En el año 1988, llevaba Yo una relación muy linda con Pedro Moreno, de noviazgo, durante 5 años; decidimos casarnos por la iglesia católica, puesto que mi familia era una familia muy católica, pero muy machista de parte de mi padre y muy docilita por parte de mi madre; éramos los últimos, los más pequeños dentro de una familia de 13 hermanos; crecimos en un ambiente un poco difícil, un papito borracho, con mucha dificultad de trato verbal y físico sobre todo conmigo.

Luego cuando me casé, cuando Dios me dio la oportunidad de casarme; yo me casé más por desesperada, por ganas de salir de la casa, más no por la conciencia de lo que es conformar un hogar. Nos casamos el 23 de diciembre del año 1988, con este hombre muy buen hombre, excelente esposo, excelente en todo el sentido de la palabra. Por la parte musical, empieza mi vida a tomar una transformación un poco difícil; Yo cantaba en tabernas; cantaba los fines de semana para ganarme algo de dinero y obviamente cantar en las tabernas implica un ambiente muy pesado, de droga, de licor, de mal manejo de las relaciones personales.

Cuando yo salgo entonces de mi casa, casada, Yo siento que cojo el cielo a dos manos, puesto que había libertad, la libertad que no tuve cuando era soltera; mi esposo a ciegas, a ojito cerrado confió en mí y desafortunadamente el mal entro en esta parte. Yo cantaba por allá en unas tabernas en la 82 con 15, otras por allá en el parque nacional y alguna vez cantando un señor se me hizo al frente, vestido de negro; entonces empezó a cautivarme y yo fui cayendo, cayendo en las redes de este señor, tanto al momento en que caí en una relación, digamos íntima con él, desafortunadamente, pues uno en el momento como que no cae en la cuenta de qué es lo que sucede.

Sin embargo mi educación espiritual, había sido una educación buena, de eucaristía los domingos, de respeto por el otro, de que el matrimonio era sagrado, con unas enseñanzas muy bellas de parte de mi madre y de mi padre pero vuelvo y les digo: cuando yo entro a estos espacios, me atropello un poco con esa libertad que mi esposo me había dado entonces me empecé a enredar con esta persona, pero desafortunadamente, esa persona era bruja, una persona que trabajaba de noche y dormía de día, es decir prácticamente era satanás, era una persona que me estaba haciendo mucho daño y me empecé a enredar en una relación con él; tanto que me enceguecí y a mi esposo lo dejaba a un lado; llegaba tarde, ya no llegaba a la casa y siempre le mentía, “es que me quede donde fulana”, “es que estuve trabajando donde zutano”, pero era también como con miedo dentro de sí para poder enfrentar esa situación; pero como yo estaba enredada con esa vida, no me importaba esa parte de Pedro.

Una de las tantas veces que quedé perdida en el horizonte, recuerdo que llegué a una piecita que teníamos con mi esposo, ya habíamos pasado muchos problemas, él ya se había dado cuenta de la situación; cuando yo llegué a la piecita donde vivíamos, estaban todas la fotos del matrimonio pegadas en la pared y él tenía los ojitos hinchados de llorar por toda esa situación que él venía sufriendo y digamos que yo estaba con una venda en los ojos físicos y también una venda en los ojos espirituales, porque no me importaba el dolor que el otro estaba sintiendo; cuando veo esta escena, me conmovió un poco y él inmediatamente fue y se bañó la cara y me dijo: “¿Qué fue lo que pasó?”, “¿Qué es lo que te pasa?”, ”¿cuéntame?” y yo le dije: “no pasa nada”; quería esconder un poco la situación pues los fines de semana me volaba, era una situación bastante difícil para él.

Un día en abril como unos cuatro o cinco mesecitos, de estar enredada en esa situación, empecé a descubrir una cantidad de cosas dentro de mi casa, las luces se apagaban, se me prendía el televisor, se apagaba, se prendía solo, las cosas cambiaban de lugar, aparecían cosas extrañas en mi casa; luego yo sabía que era la persona con la que andaba, pero como yo veía que eso era normal, a mí me parecía hasta curioso; nunca le vi malicia a la cosa; Después empecé a entrar en el desespero, porque Pedrito me dijo: “Yo me voy, no puedo vivir más contigo.” Empecé a sentir un desespero, porque Pedro se iba a ir y me iba a dejar y era por mi culpa, Yo tenía que ver como solucionaba el problema.

Yo tenía una hermanita que iba al minuto de Dios y yo estaba en ese instante a punto de suicidarme; el caso es que mi hermanita me llamó y me dijo:” ¿Patico cómo está?” y yo le dije: “hermanita estoy desesperada ayúdame tengo angustia” y me dijo: “¿mamita a usted es que nunca le han hablado de Dios?”, le dije: “si pero yo no sé cómo es eso”. Mi hermanita me dijo: “siéntese, yo voy a hacer una oración con usted por teléfono”, oramos por teléfono un rato, ella pidiendo Espíritu Santo, pidiendo misericordia por mi vida; me dijo: “¿mamita usted no tiene una Biblia en su casa?”. Le contesté: “que yo sepa no, pero cuando estaba respondiendo, vi que había una Biblia en frente de donde yo estaba mirando cuando le respondí no, no tengo Biblia, luego le digo “pero Lucha, estoy viendo una Biblia”, espera un momento y me paré, la cogí y me dijo: “mamita oremos, cógela, oremos”… Empezamos a orar, y oré con una angustia, una amargura, un desespero, un dolor, era un dolor que solo Dios lo conoce, en ese momento. Entonces mi hermanita me dijo: “abre la Palabra y mira qué te dice el Señor”, Empiezo a leer la siguiente Palabra:

Paciencia y confianza (Eclesiástico 2), “hijo mío si tratas de servir al Señor prepárate para la prueba”. Era el primer escalón para todo lo que me esperaba. “A fortalecer tu voluntad y ser valiente para no acobardarte, cuando llegue la calamidad aférrate al Señor y no te apartes de él, así al final tendrás prosperidad. Acepta todo lo que venga y se paciente si la vida te trae sufrimientos porque el valor del oro se prueba en el fuego”. Mi hermanita, al otro lado del teléfono era: “Bendito sea Dios, Bendito sea Dios, Bendito sea Dios” y yo continuaba leyendo: “confía en Dios y Él te ayudará; procede rectamente y espera en El; ustedes los que honran al Señor confíen en su misericordia no se desvíen del camino recto para no caer”. Cada frase que leía era como ¿qué está pasando aquí?, si hay un Dios no quiere que me suicide, Dios no quiere que yo me pierda, Dios quiere levantarme.

“Los que honran al Señor, esperen la prosperidad, la felicidad eterna y el Amor de Dios; fíjense en otros tiempo nadie que confiara en el Señor se vio decepcionado, nadie que lo honrara fielmente se vio abandonado, a todos los que lo invocarán, El los escuchó porque el Señor es tierno y compasivo, perdona los pecados y salva en tiempos de aflicción, pero ay de los corazones cobardes y las manos perezosas, ay de los pecadores que llevan una vida doble, ay de los corazones débiles que no tienen confianza; Dios no los protegerá, ay de los que no saben soportar con paciencia, ¿qué harán cuando el Señor los ponga a prueba? Los que honran al Señor obedecen, lo que ordena y aquellos que le aman hacen lo que El quiere. Los que honran al Señor tratan de hacer lo que a él le agrada, aquellos que le aman cumplen con gusto su ley y los que aman al Señor siempre están dispuestos a humillarse delante de Él. Pongámonos en las manos del Señor y no en las manos de los hombres, porque el amor de Dios es igual a su grandeza”. Palabra de Dios. Te alabamos Señor.

Cuando yo leo eso, mi hermanita me dijo: “ya voy para allá”, eran las 3 de la tarde, ella vivía en Bosa y Yo vivía en Rio negro, entonces ella como pudo llegó y empezó a orientarme en mi camino espiritual.

En ese proceso que ella me ayudó, mi esposo lloraba, lloraba con una desesperación, él no se hallaba, quería irse, pero también quería quedarse. El sentía que me amaba pero no podía soportar esa situación, entonces mi hermanita me dijo: “mañana vamos al minuto de Dios, voy a pedir una cita y vamos para que le impongan las manos mamita”. Al otro día nos pusimos una cita, llegamos allá y afortunadamente había una eucaristía de sanación, ese día me impusieron la manos y lloré y lloré y lloré como nunca en mi vida había llorado, sentía que El Señor había sacado muchas cosas de mi corazón y de mi vida, lo que había en mi corazón, era como falta de perdón hacia mí misma, por la situación que se estaba dando, pues una separación de hogar que sea por culpa de la mujer no era bien visto; de pronto, como estamos en un país machista, un hombre que sea infiel es más fácil que uno como mujer perdone, pero que una mujer sea infiel, es muy difícil que el hombre perdone, eso solo lo hace la Misericordia de Dios. Entonces me llevó a la Eucaristía y me impusieron manos y allí lloré y pasaron muchas cosas maravillosas, terminé muy tocada y enamorada de Dios.

Al otro día mi hermanita me dijo: “nos vemos para haber si mamita se puede confesar”; Yo me había confesado, pero confesarme con dolor de contrición, sentir dolor por mi pecado, nunca me había confesado. Entonces al otro día, yo no sé si ustedes conocieron al padre Carlos Mendoza, él era un sacerdote, alma Bendita, ya está en la presencia del Señor, me acuerdo que nosotras con mi hermanita (para que estos sacerdotes lo atiendan hay que pedir cita unos dos o tres meses antes), pero para la Gloria de Dios al momento que llegué me atendió y duró conmigo cuatro horas; en esas cuatro horas él me hacía preguntas y yo le contestaba y cuando él veía la necesidad me ungía; me ungía la cabeza y oraba, me ungía la frente y oraba, él me hacía hablar. Es una terapia maravillosa, él me ungía los ojos, me ungía los labios, me ungía el corazón, me ungía las manos, mejor dicho salí bañadita en aceite; yo siento que ese día, él padre Carlos Mendoza, me hizo una liberación muy hermosa que es para la Gloria de Dios. En ese momento recuerdo que salí renovada, transformada, con las pilas puestas, pero igual con mucho dolor; mi vida transcurre, mi vida, intenta ser una vida normal, dentro de muchos parámetros de los cuales me habían educado, para mí el matrimonio es para toda la vida, uno no se debe separar de su esposo, uno debe pertenecer a un solo hombre y el hombre a una sola mujer y eso a mí me martillaba todos los días.

El Señor empezó a hacer un proceso en mi vida que duro seis años llorando de día y de noche, con sus días y con sus noches, con sus fines de semana, con sus minutos y sus segundo, llorando porque a mí me había perdonado Dios atreves de las confesiones y las confesiones, pero perdonarme yo misma no lo había logrado; afortunadamente y para la Gloria de Dios, fui a dar donde fray Nelson Medina, este sacerdote fue mi asesor espiritual durante cinco hermosos años; fray Nelson Medina me ayudó a enderezar mucho mi camino, a enderezar mi mirada, a enderezar mi corazón, a enderezar mis pensamientos; él como padre espiritual, aporto muchísimo a mi vida. Él vivía arriba en el convento de los frailes Dominicos, en carrera primera con 68 y yo me acuerdo que vivía en Bosa, donde una hermanita y a mí no me importaba el momento, ni la hora, yo tenía que estar allá, porque quería que mi corazón fuera sanado; yo iba dos, tres, cuatro, cinco veces en la semana; llegaba a mi casa a la una o las doce, a mí no me interesaba la hora ,yo lo que quería era que El Señor me ayudara a salvar mi corazón y con Fray, empiezo a tener una vida espiritual muy bella, un camino muy bello.

Participé en un grupo de Quejaritomeni, que es un grupo muy espiritual, donde tenían su grupito de oración los primeros viernes de cada mes, era una eucaristía que duraba casi hasta la media noche con él ; empiezo a crecer en espíritu y en verdad, en la presencia de Dios, con él y empezó Dios también a tocar el corazón de Pedrito, mi esposo, en esos ires y venires afortunadamente, digamos, si nos separábamos pero para el aniversario nos llamábamos, para el cumpleaños nos llamábamos, para la fechas especiales si nos veíamos; no con frecuencia pero si nos veíamos y cada vez que nos veíamos, era una alegría, una felicidad de estar con él.

En una época nos dejamos de hablar casi dos o tres años. El se perdió definitivamente y yo los sufrí como nunca en mi vida; en esos dos años no hablamos, él no supo de mi vida, ni yo supe de la de él. Algún día timbró el teléfono a las dos de la mañana y era él; aparece después de dos o tres años y empezamos a tener contacto, a hablarnos cada dos meses, cada tres meses, muy esporádicos las veces de encuentro; yo seguí doblando rodilla, pidiendo conversión pidiendo misericordia, asistiendo a la Santa Eucaristía, pidiendo por su alma, pidiendo para que en su corazón el me pudiera perdonar, pero un perdón de corazón, y que yo también me pudiera perdonar por la falta que había cometido, que es difícil, no les cuento cuán difícil es para mí poder aceptar, pero cuando Dios me ayudó en mi corazón a darme cuenta que Él es solo misericordia, Dios mío y la Virgen Santísima, qué regalo más grande, qué maravillas más grandes.

Empiezo a sentir yo en mi corazón; entonces Pedrito empieza a cautivarme, digamos, no a cautivarme, mejor a tener unos encuentros esporádicos conmigo. Yo participaba de muchas actividades aquí y allá, andaba muy metida en la cosas de Dios, pero entonces empiezo a dejar a Dios a un lado, por andar comprometida con la parte musical, entonces, “Patricia venga cante la misa”, “Patricia venga cante la vigilia”, entonces, empiezo a sentir nuevamente la soledad porque estaba tan comprometida en las cosas de Dios. Yo vivía en una pieza por allá en el tabora, cuando llegaba a mi piecita me sentía sola; empecé a ocuparme en muchas cosas, pero cuando llegaba a mi piecita en la noche, no hacía más sino llorar y orar, orar y llorar y después de casi unos cinco meses de estar en este trajín, me acuerdo que entre más tarde llegara, mas cansada, para mí era mejor porque llegaba solo a dormir, pero yo no podía dormir porque sentía la soledad, quería volver con mi esposo pero ya las cosas estaban destruidas ya habían pasado 6 años, después de la separación.

Un día estando en oración en un momento de entrega me entró un desesperación: “Señor, por favor devuelve a mi esposo, Señor por favor ayúdame, mírame que yo te sirvo, yo voy a la Eucaristía, mira que yo te sirvo en la vigilia, mira Señor que yo te oro y Tú no me respondes”; eran las dos de la mañana cuando empieza el Señor a hablar a mi corazón, llega una melodía tal vez como esta… y sentir que era una melodía, que él me quería regalar atreves de su Espíritu de Amor. Canto: “en la soledad de mi habitación, escucho tu voz (era la voz de Dios hablando a mi corazón) en la soledad de mi habitación, te siento Señor. En la soledad de mi habitación, mis ojos se empañan lágrimas de dolor límpiame, sáname, en tu presencia estoy, dame tu gozo Señor”. Esa canción él me la regaló esa noche, yo lloraba tanto por la separación, porque eso no era lo que me había enseñado mi madre.

Pasa el tiempo, pasan los años, El Señor sigue haciendo un proceso muy bello en mi corazón, en el corazón de Pedro; en esa separación. Pedro conoció a una mujer, tuvo vida con ella, ella quedo embarazada, tuvieron un hijo y el dolor más grande para mí como esposa, era que yo era estéril, tenía las trompas cerradas y me habían pronosticado que no podría ser madre en un futuro, para mí eso fue doloroso, verlo a él con un bebé, con otra mujer; pero igual ,el Señor preparando mi corazón para aceptar esa realidad que estaba ahí y que yo no la podía cambiar y que tenía que aceptarla tal y como estaba y tal y como venía esa realidad. Ya tenía nueve meses su Simón , su Simoncito, un gordito hermoso y llegó y me dijo: “Patico quiero que conozcas a mi hijo”; cuando él me dijo quiero que conozcas a mi hijo, yo duré todo el día 16 de diciembre de ese año , todo el día arrodillada porque yo no podía soportar el hecho de enfrentarlo a él, con un hijo; todo el día me la pasé arrodillada, me acuerdo tanto, pidiéndole misericordia a Dios, para que me ayudará a aceptar a ese nené; cuando yo lo vi, bueno, que ternura, que amor, que lindo, como lo trataba, como lo besaba y era enfrentar esa realidad: “Pedro es papa, yo estoy sola y no estoy con él”.

Entonces empiezo mi proceso de sanación espiritual con la ayuda de Fray Nelson, con todos esos consejos maravillosos, con sus confesiones, con sus palabras de aliento, con esas palabras de fortaleza, es un sacerdote tan especial, a ver… ¿qué sacerdote espiritual lo llama a uno a la casa y le pregunta: cómo está pequeña, cómo te sientes?, él estaba tan pendiente de mí y me sentía en la misma presencia de Jesús.

Pasó el tiempo ya estaba desesperada de vivir en Bosa con mi hermana, en piezas por ahí ,ya estaba viviendo en Nueva Roma, allí tenía una relación terrible con mi hermanita, ella era cristiana (no católica) y tenía un perro y era con su perrito, dormía con su perrito, le daba de comer a su perrito, de comer en el plato donde una comía, para mí eso era terrible; entonces decido, por gracia de Dios comprar un apartamento, hice las vueltas a Compensar y en Compensar me dijeron: “a usted no le podemos dar el subsidio si no se separa con papeles” y “ahora para decirle a Pedro”, que necesito la separación con papeles.

Tuve que hacer la separación por papeles, por liquidación de patrimonio familiar; obviamente detrás de todo un dolor porque es no aceptar, pero tocaba hacerlo, yo tenía que seguir adelante, mi vida tenía que seguir adelante y logré comprar el apartamento, nos separamos por ley y compré el apartamento y cuando lo compré le di las llaves a mí ‘ex esposito’ en ese momento, para que el viniera cuando quisiera, porque ese espacio era para los dos. Luego el venía y se quedaba un fin de semana, luego se perdía dos meses, volvía y se quedaba el otro fin de semana y así era la como la vida de él; y la vida mía cuando él se iba yo quedaba en el piso, pisoteada, me sentía utilizada, duraba llorando toda una semana y me iba a llorarle a Fray Nelson; “fray yo que hago, me sucedió eso”, yo recuerdo palabras muy hermosas que me decía: “Yo te puedo decir que no lo hagas, pero tú lo vas a seguir haciendo, pero va a ver un momento que tú vas a decir: no más aquí paro”, y para la Gloria de Dios el momento llegó.

Pasaron como 8 meses o un año de estar en ese nuevo apartamento, cuando en alguna quedada de él, se metió al baño a bañarse al otro día y yo le esculqué; cuando le esculqué, le encontré una bolsita de droga, le encontré una hojita, donde decía: “quiero comprarle una casa a mi mamá, quiero comprarle una casa a Claudia (la mama del niño), quiero estudiar, pero en sus proyectos, él no me mencionaba a mí para nada.

Para el día de amor y amistad, él me llamo, me dijo: “como estas, habla Pedro ¿porque no nos vemos?”, “claro con mucho gusto, pero nada de entrar a mi apartamento, no puedes entrar, ni vamos a…. nada de intimidad, compartamos, pero como buenos amigos” ; “ no tranquila, no te preocupes” y así fue; fuimos ,compartimos, la pasamos muy bien, estuvimos muy rico y cuando me llevó a la casa, cuando ya me iba a bajar del carro, me dijo: “Patico perdóname por todas la lágrimas que te he hecho derramar, perdóname porque yo he sido muy negligente, porque yo me he comportado mal, porque yo esto”…porque yo lo otro y empezó él a pedirme perdón por una cantidad de cosas y empiezo yo también, a pedirle perdón: “porque yo te herí, porque yo te robé seguramente muchos años de tu vida, porque tú has sufrido mucho y yo lo sé” y empezamos a tener un dialogo tan bonito, ahí dentro del carro, era un momento de perdón y de perdón, de parte de él y de parte mía; entonces me dijo “quiero volver”, pero no voy a prometerte nada, mis hechos te lo van a demostrar. Empezaron a llegar flores a mi casa, empecé a recibir llamadas muy hermosas de parte de él, tarjetas, conquistando mi amor y empiezo yo también a conquistar su amor, eso fue en septiembre.

En diciembre decidimos que íbamos a volver, en febrero ya concretamos que él se pasaba a la casa. Y en todo ese transcurrir de dolor, de angustia, de tristeza, de alegrías y de todo pasaron 10 largo años, con sus dolores, con sus tristezas, con sus lágrimas, con sus trasnochadas, con sus golpes de pecho, con sus amarguras y sus alegrías; entonces para la gloria del Señor me devolvió mi hogar para el año 2001 y a los 8 meses de estar en convivencia con él, con un hogar bonito, hermosísimo, para la gloria de Dios, (por ahí esta mi retoñito, se llama Pablo Esteban Moreno);quedé embarazada por pura y física Misericordia de nuestro Señor Jesucristo, un embarazo hermosísimo, un hijo bien venido, en un momento muy bello de la relación. Pablo nace y yo tenía una Eucaristía programada en mi casa; Pablo nació un viernes y el domingo era la Eucaristía, entonces a Pedrito le tocó organizar todo lo del altar, todo lo de la misa y a los dos días y medio de nacido Pablito el padre lo coge y lo ofrenda en el momento de la oración de ofrenda, se lo entrega a nuestro Señor y ahí empieza una vida muy maravillosa, en mi vida y en la vida de Pedro.

Tenemos un hogar muy bonito, así como dice exactamente esa Palabra: “prepárate para la prueba” ; fue muy duro el dolor pero también habla de prosperidad y habla de bendición, El Señor nos ha prosperado grandemente, económicamente, espiritualmente, armonía dentro del hogar; hay flaquezas, claro que las hay, la convivencia es difícil, es dura, pero yo digo que con amor todo lo podemos hacer y en la Misericordia de Dios todo se puede y para aquellas personitas, que están solitas, aquellas mujeres que le cuesta aceptar la separación, entregar a nuestro Señor el dolor, la angustia y dejar que Él haga su Santa Voluntad, a veces uno quisiera cambiar el mundo, cambiar el pensamiento del otro, cambiar la actitud del otro; pero nosotros no lo podemos hacer mientras no nos abandonemos en la presencia de Dios y que Él se encargue de hacer nuestras cosas, para nosotros encargarnos de hacer las cosas de Dios; entonces ya empiezo a servir con más conocimiento, voy a servir en la Eucaristía, voy a ir e la vigilia, voy a ir al congreso, voy a participar del testimonio, pero dentro del hogar reina Dios y la Virgen María; todo esto ha sucedido para la gloria de Dios.

http://www.jesussalvamifamilia.org/site/testimonio-de-patricia-en-grupo-de-oracion-transcrito-literalmente-como-fue-narrado-en-cenaculo-de-las-soldaditas-en-bogota/

domingo, 23 de julio de 2017

viernes, 21 de julio de 2017

Sólo ante el hombre




Sí, yo me inclinaría
ante el definitivo contorno de los lirios.

Sí, yo me extasiaría
con el trino del pájaro.

Sí, yo dilataría
mis ojos sobre el mar y la montaña.

Sí, yo suspendería
el soplo de mi pecho ante un arcángel.

Sí, yo me inclinaría
ante la faz de Dios, tocando el polvo,
si con su mano convocara el trueno.

Pero sólo ante el hombre, hijo del hombre,
reo de origen, ciego, maniatado,
los pies clavados y la espalda herida,
sucio de llanto y de sudor, impuro,
comiéndose, gastándose, pecando
setenta veces siete cada día,
sólo ante el hombre me comprendo y mido
mi altura por su altura y reconozco
su sangre por mis venas y le entrego
mi vaso de esperanza, y le bendigo,
y junto a él me pongo y le acompaño.

Ángela Figuera Aymerich