lunes, 25 de febrero de 2013

Taras Kraychuk, de traficante a monje


Su vida cambió un día lluvioso, en que mirando por la ventana, de forma súbita, le invadieron pensamientos suicidas.

 
El Padre Taras Kraychuk antes de fraile fue traficante. Motero por las carreteras de California y Canadá se dedicó durante años a vender drogas. También las consumía, acompañadas de abundante alcohol. Hasta que Cristo le habló en un autobús.

Años de dependencia de las drogas y el alcohol, asistir a fiestas y una vida desordenada le llevaron sólo al vacío vital. Después, el Padre Taras (Terry) Kraychuk pasó del tráfico de estupefacientes a la vida consagrada y sacerdotal como católico de rito bizantino.

Infancia creyente
“A los 15 años comencé a moverme en el mundo de las drogas”, confesó recientemente en un encuentro con 2.000 personas en el que explicó su testimonio. Durante su infancia Terry vivió la fe que le transmitió su familia, ucranianos católicos de rito bizantino. Rezaban e iban a juntos a la Divina Liturgia.

“Crecí en la fe pero me acabé alejando de esas raíces”, recuerda el religioso. Siendo adolescente, “quería vivir experiencias emocionantes relacionadas con las drogas, las fiestas y todo lo que rodea a ese mundo”. Fue expulsado del Instituto y decidió entonces embarcarse en un viaje como motero por Estados Unidos y Canadá, un periplo concebido para encontrar la felicidad y el sentido de la vida.

El Dios del criminal
El joven Kraychuk nunca dejó de creer en Dios pero acomodándolo a su vida de delincuente. Leía la Biblia y solicitaba a Dios su protección pero sólo para no ser cazado por la policía. Se instaló cómodamente en California donde se sentía “más libre que nunca”. “Vivía en un lugar donde todas mis necesidades estaban satisfechas, vendiendo drogas y ganando dinero”, confesó Kraychuk.

Hasta que un día lluvioso, mirando por la ventana, de forma súbita, le invadieron pensamientos suicidas. El castillo de naipes que había hecho de su vida parecía por fin desmoronarse: “sentí que no había nada por lo que vivir, quería desaparecer. Todo era absurdo. Nada tenía sentido”.

Y entonces sucedió algo especial. Oyó una voz que le ordenaba coger la Biblia y leerla. Como 15 siglos antes había sucedido con San Agustín, que había oído una voz infantil decir "toma y lee".

Y Kraychuk hizo como Agustín. Abrió la Biblia al azar. Lo que San Agustín encontró era potente: "Nada de comilonas y borracheras; nada de lujurias y desenfrenos... Revestíos más bien del Señor Jesucristo" (Romanos 13, 13-14).

Y lo que encontró Kraychuk era aún más contundente:

"No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, herederán el reino de Dios." (1 Corintios 6,9).

El motero repasó toda la lista. Ahí estaba él. Leyó además que sólo encontraría la salvación repitiendo y siguiendo los pasos de Jesucristo. Sin embargo, en esta ocasión aún no dio el paso de cambiar de vida. "Yo no quiero convertirme en un friki de Jesús", se dijo. No quería tener que ver con cosas religiosas.

La voz que no cesaba
Pasó más de un año desde ese momento. Volviendo la vista atrás, el Padre Taras Kraychuk afirma que el Espíritu permaneció con él y “fue como si Dios me enviara un ángel, un espíritu que me hablaba” y que cada vez que traficaba, esa voz le hacía recordar que esos actos estaban en contra de la ley de Dios

En medio de esa disyuntiva entre seguir traficando y reconocer cada vez con más claridad que ese no era un buen camino, decidió volver a Canadá huyendo de California y de lo que el pensó que era una depresión. Estaba ya tan sumido en las drogas que incluso sus “colegas” del mundillo le advirtieron de que acabaría matándose.

Fue en el segundo día de autobús en camino hacia Canadá, en la ruta entre Utah e Idaho, cuando escuchó una conversación que cambiaría su existencia. Dos moteros, como lo era él, subieron al autobús y se sentaron cerca. Empezaron a hablar y reír enumerando sus “hazañas” en sus fiestas, consumiendo drogas...y, de pronto, cambiaron de tema, y comenzaron a hablar de Dios y de las Escrituras.

Kraychuk se vio reflejado en ellos como en un espejo. “Era el mismo Cristo el que me decía. ´Terry, hay dos caminos delante de ti. Sabes por cual estás yendo ahora y adonde conduce. Yo te ofrezco mi camino. Debes elegir´”. El aún traficante respondió: “intentaré seguirte”.

Y comenzó por tirar al retrete del autobús las drogas que llevaba encima . En su asiento hizo la promesa a Cristo de no volver a beber más e inmediatamente experimentó una indescriptible alegría: se había dado cuenta de que Cristo le amaba en toda su miseria. En ese trayecto, al contemplar por la ventana el paisaje, comprendió que Dios le había dado unos ojos nuevos para ver la Creación.

La vida de Terry Kraychuk había cambiado para siempre. Tras un tiempo viviendo en una misión con nativos amerindios en el norte de Canadá, escuchó la llamada al sacerdocio y la vida monástica en la Iglesia Católica Ucraniana, en comunión con Roma. Fue ordenado sacerdote el año 2000. Actualmente desempeña su ministerio en Derwent, Alberta, en Canadá.


http://www.religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=23761

sábado, 23 de febrero de 2013

Poema XV



                                      "...Y si en algún lugar no los reciben
ni escuchan sus palabras, salgan de
                                      esa familia, sacudiendo el polvo de
sus pies..."
                                                                            
            Mateo 10, 14

Los sueños son frugales barcas
que atracan dulcemente
en la orilla más piadosa de la noche;
no te pierdas el viaje.
En tu mano ignorante está la llave
que abre el corazón de todas las estrellas,
tuyos son los secretos del silencio.
No temas porque alguien te sostiene
y cree ciegamente en las arañas
que tejen blancas redes que suspenden
tu caída y el vacío.
Comprende que el dolor no es algo estéril;
cada peldaño de la escalera milagrosa
que te acerca a los ángeles
fue erigido con lágrimas amargas
y flores desahuciadas.
Busca la fuerza en las manos dignas,
en los actos carentes de malicia,
en la prédica santa.
Y si el error te lleva a la caída
recompónete siempre,
y no olvides, al salir del infierno,
sacudir el polvo de tus zapatos.



Raquel Fernández
  http://circulo.repdeval.com/Sanacion/maestrasanacion.php

martes, 19 de febrero de 2013

Suicidio e Internet. Medidas preventivas y de actuación.


Internet puede cambiar algunas características de los suicidios que han permanecido con pocas variaciones en las últimas décadas. Los profesionales debemos conocer las nuevas tecnologías para poder preguntar a nuestros pacientes sobre las mismas, y en caso de que las estén utilizando, valorar si dicha información supone un factor de riesgo o de gravedad añadido en el cuadro clínico del enfermo.

También debemos conocer páginas webs de consulta para recomendar a nuestros pacientes y sus familiares. Debemos utilizar más Internet para coordinar recursos, comparar programas, difundiendo desde las redes sociales hábitos saludables de vida y medidas que ayuden en la atención y prevención del suicidio.
Autores: Pedro Moreno Gea y Carmen Blanco Sánchez.

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viernes, 15 de febrero de 2013

Dawn Eden: El amor de Cristo me había salvado de una depresión suicida



Dawn Eden se convirtió al catolicismo y se consagró a predicar la castidad. Pero había algo en su vida que no había revelado.

Como contó en su día a Religión en Libertad, Dawn Eden, neoyorquina, de origen judío, periodista especializada en música rock, y defensora y ejercitante de la libertad sexual más absoluta, se convirtió al catolicismo en 2006 y se convirtió en un apóstol de la virtud contrapuesta, consiguiendo un gran éxito con su libro de 2008 La aventura de la castidad.

Entonces contó buena parte de lo que había sido su vida anterior (abrazó la fe a los 31 años): "Me atreví entonces a contarle a la gente cómo el amor de Cristo me había salvado de una depresión suicida y me había dado fuerzas para romper con un estilo de vida sexualmente degradante", dice hoy, cuando se acerca ya a los cuarenta.

Pero hubo algo que no contó porque no estaba preparada, y sí ha dado a conocer ahora, al publicar una nueva obra, Mi paz os doy, que lleva el imprimatur del cardenal Donald W. Wuerl, arzobispo de Washington, y ofrece una espiritualidad católica para las personas heridas por el abuso sexual infantil: "En este libro comparto también mi historia como víctima de abusos sanada a través de Cristo y su Iglesia", confiesa.

En el texto recuerda que hubo santos que también padecieron algún tipo de abuso o trauma infantil -no necesariamente sexual-, desde doctores de la Iglesia como Santo Tomás de Aquino o San Bernardo, a otros menos conocidos como Santa Margherita Castello (1287-1320) o Santa Josefina Bakhita (1869-1947). Aunque no fue ninguno de ellos quien sobre todo la rescató, sino la historia de la niña Beata Laura Vicuña (1891-1904), nacida en Chile y muerta en Argentina, y cuya vida se recoge, entre otros, en el libro Santos de pantalón corto de Javier Paredes (HomoLegens).

"Aunque, cuando me convertí, muchos alabaron mi honestidad sobre mi pasado, evité cuidadosamente revelar el dolor escondido que me impedía experimentar completamente la alegría cristiana. Si hubiese sido totalmente abierta, habría tenido que revelar que siendo niña sufrí abusos sexuales", explica Dawn: "Los abusos me dejaron un trastorno por estrés postraumático, que se manifestaba en forma de ansiedad, fobias sociales y flashbacks, además de crisis emocionales en las que me culpaba y acusaba a mí misma de mi propia condición de víctima".

"Llevar mis problemas al Señor me ayudaba", continúa en su blog en Patheos, "especialmente cuando descubrí una antigua oración llamada Anima Christi [la ignaciana Alma de Cristo] que pide ´Dentro de tus llagas escóndeme´. Me daba esperanzas saber que en el traspasado Corazón de Jesús había un lugar para mi corazón herido".

Con todo, el alivio de Edén no era completo. Hasta que un día de diciembre de 2010, hojeando el libro de un amigo, se encontró con "la historia de una niña sudamericana que hizo pedazos mis prejuicios sobre la santidad".

Entre los nueve y los trece años, Laura Vicuña fue asaltada, sin éxito, por el violento amante de su madre, quien se negaba a dejarle a pesar de que conocía las luchas de Laura por escapar de Manuel y los castigos a los que éste las sometía a ambas como venganza. En una ocasión, la madre quiso obligarla a que bailara con él para evitar las consecuencias.

Dawn dice que quedó "chocada" al ver que era muy similar al suyo: "El amante de mi madre abusó de mí. De hecho, es una situación habitual entre las víctimas: una niña que vive con su madre sola y con pareja tiene una probabilidad veinte veces mayor de sufrir abusos que una que vive con ambos padres biológicos".

"Me impresionó profundamente saber que la Iglesia había reconocido la santidad de una niña cuyos sufrimientos eran como los míos. También podía identificarme con Laura en su respuesta a los abusos: ella buscaba la presencia de Cristo en la Eucaristía. No hay que tener mucha imaginación para suponer que, al elevar su mirada del sagrario al crucifijo, también se sentiría acogida en las heridas de Jesús".

Poco antes de morir, tras recibir la comunión, Laura Vicuña quiso hablar con su madre y le reveló que la perdonaba y que había ofrecido su vida a Dios por su conversión. "El testimonio de valentía de Laura me dio el coraje que necesitaba para ofrecer el mío en Mi paz os doy", un testimonio que ella brinda también para ayudar a quienes han sido víctimas de abuso por parte de algunos sacerdotes o religiosos.

"Muchas víctimas precisan ayuda psicológica, pero sus heridas principales son espirituales y requieren curación espiritual. Todo el que ha sufrido un trauma cualquiera sabe que incluso las heridas que están por sanar son santificadoras si se las lleva a la luz del Cristo herido y resucitado. Los santos", concluye, "nos muestran.

miércoles, 13 de febrero de 2013

TEMPORE HOMUS



Cruzan las sienes vibrando genomas
de pecíolos invernados por suspiros
conteniendo el mismo ritmo y la luz.
Vistoso laberinto teatral de creación.

Crece la Torre de Babel a género moral,
cultiva la lealtad hacia el desconcierto
huellas indignas de sombras lánguidas
por ensenadas de mascarillas falaces.

Pasando el temporal trina un pajarillo
la vitalidad de cuanto hubiese querido,
silvestres adagios de los ecos cautivos
piden la comprensión del perdón divino.

Llegan otoños sin reconocer a la vida,
experiencias de un roble entumecido,
el húmero y el occipital confrontan
de cuanto hubo configurado su total.

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sábado, 9 de febrero de 2013

¿Influye el tiempo en la conducta suicida?

                                                                                                                                                                             
En este estudio, se repasa la literatura disponible sobre la relación entre el estado meteorológico diario y a largo plazo y la incidencia de los intentos de suicidio y los suicidios completados.

Un total de 27 estudios, que buscaron una relación entre los datos de intentos de suicidio o suicidios completados y el tiempo o el clima, la encontraron. La mayoría de los informes estudiados manifestaron una relación estadística de actos suicidas con por lo menos un factor motivado por el tiempo. Sin embargo, los resultados no son concluyentes y en parte contradictorios.

Posiblemente debido a la alta variación en las aproximaciones metodológicas de los estudios no es posible identificar una condición atmosférica específica asociada a un riesgo generalmente más alto para el suicidio. El tiempo y los efectos estacionales pueden actuar con cada uno. Los efectos ambientales sobre el funcionamiento cerebral y las interacciones relacionadas con el tiempo de la gente pueden estar implicadas en la ocurrencia del comportamiento suicida.
El tiempo y el suicidio: el estado actual del conocimiento en la asociación de los factores meteorológicos con los comportamientos suicidas.

Autor-es: E. A. Deisenhammer.
Weather and suicide: the present state of knowledge on the association of meteorological factors with suicidal behaviour.(El tiempo y el suicidio: el estado actual del conocimiento en la asociación de los factores meteorológicos con los comportamientos suicidas)
Para acceder al texto completo es necesario suscribirse a esta revista Aquí. 


Nota de redacción de  Quiero Suicidarme: No soy científico, pero hay días que recibimos 4 o 5 peticiones de oración de personas desesperadas que piensan en el suicidio y luego pueden pasar una o varias semanas sin que recibamos una. ¿Por qué las ideaciones suicidas de algunos de nuestros lectores se concentran en unos días y no en otros? No lo sé, pero es una constatación del artículo anterior.

martes, 5 de febrero de 2013

Pensé en suicidarme y «pasé del negocio del aborto a la defensa de la vida»


La historia de Beverly McMillan es la historia del regreso a la fe desde una visión de la vida y la ciencia absolutamente agnósticas. Nació en el seno de una familia católica tradicional pero, cuando comenzó a estudiar Medicina, abandonó la Iglesia: «Pensaba que Dios era irrelevante para la Ciencia ».
 
Durante años, a Beverly le iba «muy bien» sin la fe. Cuando se licenció, acudió a la Clínica Mayo para especializarse en Obstetricia y Ginecología: «No sólo me sentía útil », reconoce McMillan, «sino que me consideraba una persona buena. Así que, ¿quién necesitaba a Dios o a esa arcaica Iglesia? ». Como médico residente, le enviaron seis semanas al ala de Obstetricia del Hospital de Cook County en Chicago. Sorprendida, Beverly se encontraba cada noche con más de veinte mujeres que acudían allí: eran «clientes » de los centros de abortos clandestinos de Chicago.

Legalización del aborto
«Llegaban sangrando, con fiebre alta y presentaban úteros ensanchados », recuerda. McMillan y el médico interno tenían que llevar a cabo otra operación de dilatación y curetaje para poder extraer los restos infectados del feto que la clínica ilegal había dejado en el interior del útero. Después de cientos de casos similares, la ginecóloga, desde su agnosticismo ferviente, concluyó que la legalización del aborto era la solución: «Yo quería que la profesión médica empezara a ofrecer procedimientos seguros a las mujeres que los necesitaran ». Así que, cuando en 1973 el Tribunal Supremo legalizó el aborto en EE UU, McMillan se hizo con una máquina de succión y se ofreció a practicar supresiones del embarazo en el primer trimestre.

Pensó en suicidarse
Dos años después, casada y con tres hijos, puso en marcha una clínica abortista en Jackson, la primera además en todo el estado de Mississippi. Su vida privada iba bien, y el trabajo en la clínica era abundante. Pero, a pesar de sus éxitos, Beverly se vio sorprendida cuando se planteó el suicidio: «No sabía qué era lo que no funcionaba en mi vida. Tenía un buen coche, una gran casa, tres hijos saludables, toda la ropa que podía desear. Había conseguido todo lo que quería», explica Beverly. Pero una parte de sí misma le decía que algo no iba bien.

«Basura» religiosa
Acudió a una librería «secular », donde compró un libro titulado «El poder del pensamiento positivo». Al final del primer capítulo, el autor presentaba un decálogo de diez puntos para conseguir una actitud positiva. El séptimo punto revolvió sus esquemas: «Yo lo puedo todo en Cristo porque Él me conforta».

Fue entonces cuando Beverly cerró el libro: «No me gustaba esa - basura- religiosa», reconoce. Pero días después, de camino al trabajo, se sorprendió recitándo el séptimo punto. Y de repente, Beverly comprendió que no estaba sola. Repitió aquella frase cientos de veces aquel día. Y por fin, todo comenzó a cambiar. Su trabajo en la clínica, tiempo antes sencillo y gratificante, comenzó a ser difícil y doloroso: «No entendía por qué. ¡No había leído nada en la Biblia referente a no practicar abortos! Lo que pasaba es que el Espíritu Santo estaba comenzando a trabajar en mí », reconoce Sally.

Se le hacía cada vez más duro tener que reconocer en los restos de abortos las extremidades, el cráneo o la columna vertebral. «Me decía a mí misma: - ¿Qué estás haciendo? ¡Esto es un cuerpo humano!- ». Beverly empezó a asistir a misa y, en 1978, se bautizó y abandonó la clínica abortista. En 1989, la ginecóloga fue invitada al II Encuentro de Ex Abortistas celebrado en el hotel Marriot OHare de Chicago, donde relató este testimonio. A partir de ese momento, su conocimiento médico sobre fetología comenzó a ser esclarecido con las Escrituras: «Fue entonces cuando comencé a compartir mi historia, mi paso del negocio del aborto a la defensa de la vida ».


domingo, 3 de febrero de 2013

Memorias de una celda




Era un día soleado, el cartero entregó el sobre que contenía la “maestra”, la que abre todas las puertas, el regalo del dios Midas dorado, la varita platinum que todo lo convierte.
Mis méritos me hacían merecedor y digno del crédito
yo estaba fichado con nombre, número y fecha de vencimiento
era súbdito del águila internacional y su misteriosa franja electrónica.
El espejo me hizo bonito
en casa todos sonreían
no sumaba, el plástico sobraba
dios me protegía con secretos intereses.
El salario lo engullía religiosamente el banco: el trueque y las monedas son signos del pasado,  basta tener nombre, número y fecha de vencimiento.
En noviembre pagué septiembre
en enero, octubre
en marzo tenía el plástico gastado
en abril el crédito vencido
en mayo rogué al dios malvado, que dijo: debes pagar lo debido.

Maldita tarjeta de nada
de sombras, de sueños amargos,
de marchitas alegrías, de sonrisas congeladas, de vacíos oropeles,
de canciones inauditas,
de anhelos malheridos,
de plásticos sudores, de castillos en arena, de robo permitido,
de letargos aritméticos, de acuerdos carcomidos, de préstamos gimnásticos,
de arcas usureras,
de diarreas financieras,
de insomnios carcelarios, de muebles rematados, de llantos perdonados,
de meses derrotados, de teléfonos cortados,
de números y claves de esclavos.

Hoy llegó una carta, contenía la “Diamante super dorada” y decía: tu club te espera...

Marcos Concha, Octubre 2005

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