viernes, 25 de junio de 2010

jueves, 24 de junio de 2010

La Biblia contra la depresión



Mi hermano, hermana que escuchas, Si quieres que tu vida se transforme, si quieres salir victorioso, victoriosa de esa depresión, de ese proceso de duelo, de esa pérdida, si quieres que vuelva a ti la alegría de vivir, si quieres encontrarle sentido a tu vida, tendrás que desear ardientemente la amistad con Jesús, tendrás que querer estar a la escucha de la Palabra de Dios, tendrás que querer estar a los pies del Maestro, en un tiempo específico, escuchando, y luego de ahí, querer continuar rumiando en tu corazón lo que leíste, para ponerlo en práctica en tu vida diaria, en tu vida cotidiana aunque siempre nueva, siempre rejuvenecida por la Palabra Divina, pues para el que está a la escucha de la Palabra de Dios, todo toma sentido. Para el que está a la escucha de la Palabra de Dios, ningún día es igual a otro aunque diario realice lo mismo, porque el que escucha a Dios en su Palabra, ama, y el amor le da la capacidad de transformar lo más trivial en extraordinario y único.

La Palabra de Dios dice que la fe viene por el oír. Y si tú que escuchas, quieres tener oídos para escuchar sobre todo con fe adulta, para acrecentar tu fe, tendrás que mantenerte diariamente, escuchando la Palabra de Dios.

El salmo 1 dice que es “Feliz el hombre, la mujer que no sigue el consejo de los malvados ni va por el camino de los pecadores”, es decir, que es feliz aquél aquella que no escucha sus propios pensamientos negativos, que no escucha a la no fe que le llega de estar viviendo una vida superficial y sin sentido, una vida en la que se ha fomentado interiormente el resentimiento y la ira. Dice que es feliz quien no escucha al egoísmo y a la soberbia que ha dejado anidar en su corazón.

Y continúa el salmo 1 diciendo en el verso 2: “Sino que pone su amor en la ley del Señor y en ella medita día y noche. Ese hombre, esa mujer, ese joven, esa joven, será como un árbol plantado a la orilla de un río, que da fruto a su tiempo y jamás se marchitarán sus hojas. Todo lo que haga le saldrá bien.

Con los malvados, es decir, con todo lo negativo que engendra la mente del ser humano, no pasa lo mismo, pues todo esto será como paja que se lleva el viento. El Señor cuida el camino de los justos es decir, de aquellos que le buscan de corazón, sinceramente, pero el camino de aquellos que no quieren poner su confianza en el Señor, los llevará al desastre”.


http://www.ayudaenladepresion.org/orarconlabiblia.htm

domingo, 20 de junio de 2010

Cuando estés enfermo




Dice la Biblia:

"Hijo mío, cuando estés enfermo no te deprimas: ruégale al Señor para que te cure." (Eclo 38, 9)

Pocos enfermos pueden aceptar la búsqueda de la sanación desde la conversión, es decir, el verdadero proceso de sanación comienza con la reconciliación con nosotros mismos y con Dios (lee "Confesión" en este site). Dice también el Eclesiástico:

"Conviértete al Señor y renuncia al pecado, rézale y disminuye tus ofensas. Vuélvete al Altísimo y apártate de la injusticia, ten horror de lo que es abominable." (Eclo 17, 25-26)

Quizás la enfermedad es la única manera de que algunos de nosotros entremos en razón y pensemos en Dios. ¿No dice acaso la Biblia que el Señor corrije a los que ama? (lee Ap 3, 19) Es bueno pensar en la enfermedad como una ocasión de rendirse ante Dios, sobretodo porque ella puede ser consecuencia directa de nuestros pecados, de heridas de la vida o en general de aflicciones emocionales (Lee "Esperanza y sanación para la mujer que ha abortado" o "Testimonio de una sanación de cáncer"), ciertamente, la sanidad espiritual es lo importante. Jesús dijo una vez a una mujer:

"...“Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda sana de tu enfermedad.” (Mc 5, 34)

Esa es la sanación más importante: quedar en paz con Dios, de allí la importancia del sacramente de la reconciliación (lee "LOS SACRAMENTOS, FUENTE DE SALUD Y SALVACIÓN") . Que la oración tiene poder, es un hecho, especialmente la del justo:

"Reconozcan sus pecados unos ante otros y recen unos por otros para que sean sanados. La súplica del justo tiene mucho poder con tal de que sea perseverante" (St 5, 16)

La perseverancia tiene que ver con la fe, con el reconocimiento de nuestra fuerza en Dios. La Biblia nos cuenta de lo siguiente que ocurrió con Jesús:

"Entonces los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron en privado: “¿Por qué nosotros no pudimos echar a ese demonio?” Jesús les dijo: “Porque ustedes tienen poca fe. En verdad les digo: si tuvieran fe, del tamaño de un granito de mostaza, le dirían a este cerro: Quítate de ahí y ponte más allá, y el cerro obedecería. Nada sería imposible para ustedes. (Esta clase de demonios sólo se puede expulsar con la oración y el ayuno).”" (Mt 17, 19-21)

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¿Pueden orar otros por nosotros? Es un hecho que la intercesión de otros tiene poder (Mc 2, 1-5) ¿Y si la oración pareciera que no funciona, sea propia o ajena? La fe es sin duda la clave si está unida a un corazón adecuadamento dispuesto a Dios. Sobre esto decía Santiago:

"Pero hay que pedir con fe, sin vacilar, porque el que vacila se parece a las olas del mar que están a merced del viento. Esa gente no puede esperar nada del Señor, son personas divididas y toda su existencia será inestable. " (St 1, 6-7)

Sin duda, la oración hecha con amor e insistencia comedida al Señor logra que se busca. No podemos tener temor de pedir. Nos dijo Jesús:

"Pidan y se les dará; busquen y hallarán; llamen y se les abrirá la puerta. Porque el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y se abrirá la puerta al que llama. ¿Acaso alguno de ustedes daría a su hijo una piedra cuando le pide pan? ¿O le daría una culebra cuando le pide un pescado? Pues si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡con cuánta mayor razón el Padre de ustedes, que está en el Cielo, dará cosas buenas a los que se las pidan! " (Mt 7, 7-11)

Pero además debemos recordar que debemos confiar siempre en la providencia divina, pues no nuestros deseos no deben impedirnos reconocer nuestras limitaciones y nuestro doblegamiento a la voluntad del Señor, pues ya sabemos que los caminos del Altísimo no son los nuestros (Is 55, 8-9). El Señor es infinitamente sabio y nos dará lo que sea mejor, sabiendo que ciertamente nos premiará si seguimos sus caminos, como nos lo mostró Juan:

"Entonces, todo lo que pidamos nos lo concederá, porque guardamos sus mandatos y hacemos lo que le agrada." (1 Jn 3, 22)

Y que esa oración sea en el nombre de Jesús, tal como nos enseñó Pablo:

"... y todo lo que puedan decir o hacer, háganlo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él" (Col 3, 17)

domingo, 13 de junio de 2010

Amada Rosa cuenta cómo superó aborto e intento de suicidio gracias a la Virgen



Aunque Amada Rosa Pérez sigue siendo la misma mujer bella, que proyecta una sensual dulzura, la artista reveló que su vida llegó al tal punto de soledad que creía que estaba en un infierno del cual no podía salir.

La ex modelo y actriz que se hizo reconocida a nivel mundial con su participación en pasarelas de Europa y en telenovelas como 'La costeña y el cachaco' estuvo en el programa 'Día a día' contando su testimonio de superación, el cual logró, según ella, gracias a su encuentro con la Iglesia Católica y un grupo Mariano al que ahora pertenece.

Amada, quien no tuvo pelos en la lengua para contar por qué tuvo un drástico cambio confesó que antes se sentía vacía y estaba sumergida en un mundo en donde tenía fama, contratos, dinero y éxito, pero aún así sentía que no tenía nada. "Empecé a dejarme envolver mucho por la soberbia y la vanidad, como si fuera una estrella pero bien estrellada. Mi corazón empezó a llenarse de odios y venganza", manifestó.

La joven de 33 años dijo que tuvo que tocar fondo para re encontrarse con ella misma. Un aborto y un intento de suicidio, fueron dos de las razones por las que decidió buscar el cambio. "Yo aborté y eso marcó mucho mi vida por eso estoy acá compartiendo mi testimonio".

Sobre los motivos que tuvo para tomar esas decisiones, Pérez dijo, "uno siente que la vida se le viene encima, que no va a poder con esto, no sentía apoyo y se siente uno solo. Me hacía falta amor, comprensión y apoyo.".

También pasó por graves enfermedades del oído, el colón y la columna que asegura ni siquiera entendía por qué las sufría. Según ella, sus malos actos empezaron a pasarle cuenta de cobro.

La sucreña manifestó que después de probar con soluciones que en el momento fueron mundanas, como el manejo de energías, los rituales, chacras y otras practicas empezó a rezar el rosario con su familia que es muy católica y a cercarse a Dios y a la Virgen María.

Amada ahora se declara templo de Dios, practicante de todos los mandamientos y una mujer que se alejó de las banalidades pero que ahora está feliz con su nuevo renacer.



http://www.terra.com.co/farandulaytv/articulo/html/far3544-amada-rosa-cuenta-como-supero-aborto-e-intento-de-suicidio-gracias-a-la-virgen.htm

viernes, 11 de junio de 2010

Discapacitados británicos lanzan una campaña contra el suicidio asistido





Los discapacitados británicos de la asociación
Not Dead Yet (Todavía vivos) han lanzado una nueva campaña de resistencia contra los intentos de legalizar el suicidio asistido y la eutanasia. El grupo ha pedido a los miembros del Parlamento que se opongan a esta legislación y que, en cambio, no recorten los gastos sociales que les ayudan a superar sus limitaciones.
En su petición dirigida a los parlamentarios, los puntos clave son:
— Reconocer que los discapacitados y los enfermos terminales tienen derecho a la misma protección legal que cualquier otra persona.
— Comprometerse a apoyar el acceso de estas personas a la sanidad y a los servicios sociales que necesiten.
— Oponerse a cualquier cambio en la ley actual para legalizar el suicidio asistido.

Not Dead Yet recuerda que ninguna organización de discapacitados, o que apoye a estas personas o a enfermos terminales, ha hecho campaña a favor de cambiar la legislación. “Esto incluye a organizaciones a favor de pacientes con esclerosis múltiple o enfermedades neuromotoras, dos discapacidades que a menudo se citan como casos que podrían beneficiarse de un cambio en la legislación”.

Frente a la gente que piensa que ciertas discapacidades hacen que la vida no merezca la pena, la organización advierte que no es este el sentir de la mayoría de los que las sufren. Los casos de discapacitados que quieren morir son la excepción, no la regla, a pesar de que acaparan la atención mediática.
Lo que preocupa a Not Dead Yet es la posibilidad de que en estos tiempos de crisis se recorten o se supriman servicios esenciales para los discapacitados. La baronesa Jane Campbell, representante de la organización, ha declarado: “Lo que necesitan los discapacitados y los enfermos terminales es ayuda para vivir, no para morir. No podemos dejar que otros hablen por nosotros, especialmente aquellos que tratan de ofrecernos la oportunidad de una muerte prematura. Esto no es una opción, es un abandono”.
La actitud de los discapacitados británicos contra el suicidio asistido y la eutanasia coincide con la de similares colectivos en otros países. En España, con motivo del suicidio del tetrapléjico Ramón Sampedro en 1998, que se convirtió en bandera del “derecho a morir”, las Asociaciones de Lesionados Medulares y Grandes Minusválidos publicaron un comunicado en el que aclaraban que “la gran mayoría de los discapacitados no sólo no las comparten [las convicciones de Sampedro], sino que muestran una actitud totalmente contraria”, ya que su postura es “a favor de la vida y de la normalización socio-familiar de nuestro colectivo”.

http://www.aceprensa.com/articulos/2010/jun/07/discapacitados-britanicos-lanzan-una-campania-contra-el-suicidio-asistido/

jueves, 10 de junio de 2010

Testimonio de un hombre




En mi adolecencia mi padre me dio condones a mí y a mi hermano. "Estos son para protección", dijo como al decuido. No nos hizo ninguna pregunta; no nos dio ningua instrucción. La única educación sexual que había recibido de mi padre era verlo mirar fijamente a las mujeres y escuchar sus exageradas descripciones del cuerpo femenino. Mi madre, por otro lado, estaba más interesada en otros aspectos de las relaciones hombre-mujer. Recuerdo sus instrucciones: "Si llevas a una chica al cine, ella espera que la rodees con tu brazo. ¡Si la besas, pon algo de fuerza en tus labios" Nunca se me ocurrió que yo debía estar excitado cuando besara a la chica. Siempre me sentí desinteresado, como que estaba actuando en un juego. Quizá solo era lento para madurar, me consolaba yo mismo.

Era afeminado y todos muy a menudo me recordaban ese hecho. Fui profundamente herido con nombres como "marica", "joto", volteado" y "maricón". Mi familia se pasaba corrigiendo mi comportamiento afeminado. "No te pongas la mano en la cintura", decíam. O me insultaban con comentarios como "espero que no se te vaya a caer el liguero" cuando me quejaba sobre un quehacer difícil. Capté el mensaje claramente. Algo en mí estaba mal. Finalmente me di cuenta que la gente estaba señalando mi orientación sexual, pero en forma indirecta y cruel.

Hice un poco de investigación, leyendo descripciones médicas y psicológicas en libros ocultos en un obscuro rincón de la biblioteca. Mis peores temores fueron confirmados. ¡Era un horrible adolecente homosexual! Un día les confesé a mis padres: "Creo que soy homosexual". Ellos se mostraron confundidos y ansiosos. Mi padre le reprochó a mi madre. ¡Te dije que me dejara sllevarlo con una prostituta!" "No es mi culpa. Es tu culpa", replicó ella. Papá me llevó a un médico para que me inyectara hormonas masculinas pero el doctor recomendó un psiquiatra. La consejería no hizo sino ayudarme a sentirme más asertivo y asqueroso con mis padres. En secreto continué teniendo fantasías sexuales, sin atreverme a decírselo a nadie. Finalmente escapé de mi familia yendo al colegio en U. C. Berkeley.

Allí en otoño de 1971, conocí a un chico de Cruzada Estudiantil para Cristo quien me habló de Jesús. Nos reunimos con regularidad y finalmente oré por mi propia cuenta para aceptar a Jesús como mi Señor y Salvador. Al principio me involucré en estudios bíblicos y estuve muy interesado en descubrir más sobre el Señor. Pero, en poco tiempo, empecé a ir a la deriva en mi andar cristiano. Me metí más y más en alcohol y drogas, y me sentí cada vez más arrastrado hacia la homosexualidad. Una noche bebí demasiado con un amigo de la universidad. Él admitió ser homosexual. "Soy bisexual", confesé, no queriendo admitir todad la verdad. Pero desde ese momento, me deslicé hacia el estilo de vida gay. A mediados de 1974 comencé a asistir a bares. Estaba muy entusiasmado; no podía creer que había tanta gente que pensara y que sintiera como yo. Nadie me decía cosas o cuestionaba si era o no normal. En vez de eso, la gente expresaba su atracción hacia mí. La vida gay parecía responder a mis necesidades de comprensión y aceptación. Mi "verdadero yo" al fin estaba libre. Subí cerca de 40 libras en unos pocos meses, literalmente estaba danzando por las noches con alegría, alcohol, drogas y hombres. Sin embargo descubrí que disfrutaba la afirmación y la aceptación más que el sexo.

Mi primer encuentro sexual me desagradó totalmente. Siempre sentía náusea hacia el sexo con otros hombres, así que bebía alcohol o tomaba drogas para deshacerme de mis inhibiciones. Incluso después de que los encuentros sexuales se llegaron a hacer habituales, dentro de mí parecían extraños y sucios. Llegué a ser cantinero en el bar White Horse en Oakland, California, una posición que me hacía popular y disponible. Conocí a mucha gente en ese bar; éramos como una gran familia. La mayoría de los clientes eran alcohólicos y adictos al sexo buscando un amante pasajero. Pero ignoraba el aspecto negativo de la vida social gay. Estaba en "mi mundo" y no podía ver más allá. En menos de un año, sin embargo, el gozo desapareció. Tuve que trabajar más duro para atraer a otros hombres. Mi vida estaba siendo consumida en el esfuerzo de encontrar al "hombre ideal". A veces el pecho me dolía literalmente por el dolor de la soledad. Me movía poco a poco hacia el alcoholismo y la drogadicción. En menos de un año de haber dejado al Señor, estaba hecho una ruina emocional. Un día estaba sentado frente a las escaleras de la Catedral de Santa María en San Francisco, mirando una niebla moviéndose a la deriva y escribiendo en mi camino: "Realmente extraño a mis amigos cristianos. Extraño el compañerismo y los cantos de adoración..." La escena del bar me tenía enfermo. Pero entonces el "hombre ideal" llegó al bar una noche, y rápidamente olvidé cualquier idea de dejar la homosexualidad. Grant era diferente a los demás hombres. Él quería una relación duradera conmigo; él no era de esos que andan de un bar en otro o que se sienten "diva de disco". Grant y yo vivimos juntos durante los siguientes dos años. Nuestra relación comenzó en grande. Teníamos cenas románticas juntos, dábamos largos paseos, y a menudo nos acurrucábamos frente al televisor. Pero, en los siguientes meses, mis deseos de amor, de unión, y de profunda comunicación resultaron en algo inesperado. Ansiaba la seguridad de esa relación tan malamente que comprometí mis ideas, aspiraciones e incluso mi personalidad para ajustarme a las necesidades de mi amante. Morí como persona a causa de encontrar verdadero amor en Grant. Pasaba tiempo con sus amigos pero a él no le caían bien los míos. Yo odiaba las cosas que a Grant le gustaban, y usaba el mismo tipo de ropa. Comencé a cocinar y a limpiar, tomando el "papel" femenino en nuestra relación. Vivíamos en una enorme mansión con un bar acuático que tenía una vista hacia la calle. Allí solía esperar todas las tardes que Grant llegara a casa del trabajo. No era inusual para mí sentarme allí esprando ansiosamente, con lágrimas en los ojos, mientras obscurecía y la cena se enfriaba. En poco tiempo bebía más alcohol y tomaba más drogas. Llegué a estar inestable emocionalmente que comencé a contemplar el suicidio. Mi relación gay era penosa, mi trabajo era penoso, la vida era penosa. Todo parecía fútil. Tenía un departamento lujoso, un empleo estable, y un amante comprometido. Había alcanzado la "cúspide" del mundo gay, per aún estaba solo e infeliz. "Señor, sácame si caigo en algo que esté más allá de mis fuerzas" había orado justo antes que entrara a la homosexualidad. En Su amor Dios estaba respondiendo a mi oración. En mis momentos de soledad mientras vivía con Grant, comencé a leer mi vieja Biblia y a leer Sus promesas. El Señor me dio una vista objetiva de mi relación con Grant. Me sentía bastante tonto. Teníamos una superficial y torcida imitación de un matrimonio heterosexual. "Ya no quiero que sea un imitador de tu padre o de tu madre", me dijo el Señor muy claramente, "quiero que seas un imitador de mí". Comencé a rebelarme en la relación. Repartí todos los quehaceres equitativamente, y comencé a salir por mi cuenta. "¿Estás viendo a alguien más?" Me preguntó Grant un día. "Te estás comportando tan diferente". le dije que sí ¡y le dije que era Jesús! pensó que había llegado al extremo. Tomar la decisión de dejar a mi amante no fue fácil. Aún cuando estaba convencido de que Jesús realmente vivía y que un estilo de vida gay estaba mal, mis emociones estaban aún centradas en Grant. El contemplar la posibilidad de quedarme solo nuevamente y de vivir sin sexo era demasiado pedir. Aun cuando todaía vivía con mi amante, el Señor comenzó a convencerme de que El podía satisfacer todas mis necesidades emocionales. A través de un amigo en mi trabajo, supe sobre Amor en Acción en primavera de 1978. Cuando me uní a su grupo de apoyo, encontré a gente como yo. Ellos creían en Jesús y estaban buscando dejar el estilo de vida homosexual. Me alentaron, ofreciendo amistad y apoyo en oración. Después de mucho pénsarlo, decidí dejar a Grant. Llegó el día que me mudaría al programa de Amor en Acción. Pero cuando fui a llamar a AEA para que me llevaran, toda mi resolución e inspiración desapareció. En ese preciso momento, un valor interno de Jesús operó sobre mi mente y emociones. Me decidí y llamé a AEA para que vinieran y me llevaran. ¡Era el día de los tontos! (April's Fool Day) En las semanas siguientes, Jesús llegó a ser real para mí en cada día de mi vida. Él me recordaba de Su llamado a su vida. "Quiero ser tu Salvador. Quiero ser tu Dueño. Quiero ser tu Sanador. Quiero ser tu Amado". Dios respondió a mis oraciones en una forma que me hizo sentir como si estuviera justo a mi lado. oré con respecto a las finanzas, y el dinero llegó en sobres y la gente proveyó agradables comidas. Una vez perdía mientras conducía a la casa de alguien en un lugar desconocido. "Señor, guíame", oré. Mientras daba la vuelta por varias calles, ¡me estacioné justo frente a la casa del amigo que bsucaba! Cuando recibí oración de otros, sentía manos sobre mí -sólo descubrir que nadie me estaba tocando. Una vez oí un batir de alas de consuelo alrededor de mí durante una época de mucha presión de mi regreso al Señor. Incluso aunque podía ver a Jesús, sabía que era real. Jesús tomó el lugar de mi amante. Él tomó mi vulnerabilidad emocional y me ordeó con Su presencia. Me insistió para que dejara el estilo de vida gay y, mientras salía por fe, Él se encontraba conmigo. Ahora tengo ya quince años fuera del estilo de vida homosexual. El saber más de Jesús (en vez de ser "sanado") ha sido el centro de mi andar cristiano. Me he enfocado en conocer a Dios, y la restauración ha venido en todas las áreas de mi vida. Durante años los sentimientos homosexuales han ido desapareciendo paulatinamente. Mis nuevos deseos son un recordatorio de que Su presencia restaura en formas profundas. Sin embargo, la heterosexualidad nunca ha sido mi objetivo. Esta es una consecuencia de mi fascinación por el Señor. Ahora, cuando soy tentado por la ansiedad o pensamientos homosexuales, le pido a Jesús que me abrace y me diga que estoy bien. Él me afirma con palabras de aliento y acciones por medio de mis amigos, a menudo precisamente el día que he orado. Mis amistades con amigos varones son particularmente fortificantes porque ahora me siento "como uno de ellos". Tan alentadora como es la restauración personal, nada es más maravilloso o tan interesante como Jesús. Él es el centro de mi vida ahora. Dependo emocionalmente de Él. Él es tan fresco como cuando lo conocí por vez primera. Mi pasaje favorito está en Hebreos 13:5 y 8, "Nunca te dejaré ni te desampararé...Jesucristo es el mismo ayer, hoy y por los siglos de los siglos". Sus promesas son verdad. Dios ha sido fiel. Ya no estoy solo porque Dios me ha restaurado con el rico compañerismo de Su presencia.

sábado, 5 de junio de 2010

Esperanza



Soy el dulce consuelo del que sufre,
Soy bálsamo que alienta al afligido,
Y soy quien muchas veces salva al hombre
Del crimen o el suicidio.

Yo le sirvo al mortal que me alimenta
Contra el dolor de sin igual muralla,
Soy quien seca su llanto dolorido
Y calma su pesar ¡Soy la Esperanza!

DELMIRA AGUSTINI

jueves, 3 de junio de 2010

Me levanto hoy




Me levanto hoy por una fuerza poderosa, la invocación a la Trinidad, la creencia en la Trinidad, la confesión de la Unidad del Creador del mundo.

Me levanto hoy por la fuerza del nacimiento de Cristo y de su bautismo, por la fuerza de su resurrección y de su ascención, por la fuerza de su venida el día del juicio.

Me levanto hoy por la fuerza de Dios que me guía, por el poder de Dios que me sostiene, por la inteligencia de Dios que me conduce, por el ojo de Dios que mira delante de mí, por el oído de Dios que me escucha, por la palabra de Dios que habla conmigo, por la mano de Dios que me guarda, por el camino de Dios que me precede, por el escudo de Dios que me protege, por el ejército de Dios que me salva de las redes del demonio, de las seducciones de los vicio, de las inclinaciones de la naturaleza, de todos los hombres que me desean el mal, de lejos y de cerca, en la soledad y en la multitud.

Cristo conmigo, Cristo ante mí, Cristo detrás de mí, Cristo en mí, Cristo por debajo de mí, Cristo por encima de mí, Cristo a mi derecha, Cristo a mi izquierda, Cristo a lo ancho, Cristo a lo largo, Cristo a lo alto.

Me levanto hoy por una fuerza poderosa, la invocación a la Trinidad, la confesión de la Unidad del Creador del mundo.

En el Señor está la salvación, que tu salvación, Señor, esté siempre con nosotros. ¡Amén!

"Me levanto hoy"

San Patricio (461).