jueves, 21 de octubre de 2010

Se suicidaron por la muerte de su hijo



He leído una noticia trágica, que me ha hecho pensar bastante. Un matrimonio en Inglaterra, tras perder a su hijo pequeño por una meningitis, se ha tirado por un acantilado. Él llevaba en su mochila el cadáver del niño y ella sus osos de peluche. No fue el impulso de un momento, porque tuvieron que recorrer más de 300 kilómetros en tren, con el cadáver del niño, para llegar hasta el acantilado por el que se arrojaron. No quiero ni pensar en ese horrible viaje de varias horas hasta su destino.

Que Dios tenga misericordia de ellos. El Catecismo dice que el suicidio es “contrario al amor del Dios vivo” y, por tanto, es algo gravísimo. Sin embargo, dice también que: “Trastornos psíquicos graves, la angustia, o el temor grave de la prueba, del sufrimiento o de la tortura, pueden disminuir la responsabilidad del suicida. […] No se debe desesperar de la salvación eterna de aquellas personas que se han dado muerte. Dios puede haberles facilitado por caminos que Él solo conoce la ocasión de un arrepentimiento salvador. La Iglesia ora por las personas que han atentado contra su vida”. Recemos, pues, por ellos.

Sin duda, esta familia tuvo que pasar por situaciones muy duras. El niño quedó tetrapléjico hace cuatro años, en un accidente de tráfico y se había creado un blog/foro que canalizaba el apoyo económico para sufragar los gastos de los cuidados del pequeño. Lo que más me ha llamado la atención de este asunto son los comentarios de la gente en ese foro. El último artículo del foro, en el que se da la noticia de la muerte de la pareja, ha recibido, hasta el momento 462 comentarios. A mi entender, esos comentarios son muy reveladores de lo que piensa la gente sobre la vida y la muerte, el amor, el suicidio, Dios y lo que hay después de la muerte.

Una buena parte de los comentarios considera que el suicidio de estos padres es signo del gran amor que tenían a su hijo. Muchos lo ven como algo comprensible o incluso admirable. No me sorprende, la verdad. Nuestra sociedad es una sociedad adolescente y su concepción del amor es también adolescente. Es un amor idealizado, muy intenso y apasionado pero breve, ajeno al compromiso y que no es capaz de aceptar el sufrimiento y las dificultades. Es decir, algo que está bien para los catorce años, pero que revela una evidente inmadurez y que, en adultos, tiene consecuencias muy graves sobre la vida familiar y de pareja.

Por otra parte, lo más curioso es que un gran número de comentarios dicen cosas como “ahora ya están todos juntos otra vez”, “que descansen con los ángeles” o “ya están todos en un lugar mejor”. ¿En qué se pueden basar para decir algo así? Ciertamente, no en el cristianismo. Un cristiano rezará por esos padres y pedirá para ellos la misericordia de Dios, esperando que no fueran conscientes de lo que hacían, pero desde luego no dirá que ya están en el cielo. Tampoco se basan en creencias sobre la reencarnación, ya que esas creencias coinciden en afirmar que los reencarnados no son conscientes de sus vidas anteriores. Por supuesto, tampoco son muestras de ideologías materialistas o inmanentistas que defienden que todo se acaba con la muerte.

A mi juicio, estos comentarios lo que revelan es una vaga idea optimista de que las cosas “van a ir bien” que contrasta brutalmente con el terrible pesimismo de los padres, que pensaban que las cosas ya sólo podían ir mal. Estas ideas confusas, muy extendidas, me recordaron a las consideraciones de Gallizo que, desde su postura atea, afirmaba que el cristianismo era equivalente a creer “porque sí", en algo de lo que no podemos saber nada. Creo que éste es el ejemplo perfecto de lo que decía Gallizo… y no se parece en nada al cristianismo. Se trata de creencias vagas y confusas, continuamente cambiantes, individualistas, que no afectan en nada a la vida de los que las exponen y que no se basan en la experiencia, ni en la razón ni en nada más allá de un lógico deseo de que las cosas sigan como hasta ahora o mejoren un poco.

El cristiano no es optimista ni pesimista. El optimista cree, sin ninguna razón para ello, que las cosas siempre van a ir bien. El pesimista, también sin ninguna razón para ello, considera que siempre van a ir mal. El cristiano lo que tiene es esperanza. Es decir, confía en el amor de Dios porque tiene muchas razones para hacerlo, porque ha experimentado en su vida ese amor de Dios, porque ha visto milagros en su vida, porque ha comprobado, en multitud de ocasiones, que podía confiar en Dios, porque sus creencias afectan a toda su vida y la transforman como sólo Dios podría hacerlo, porque su razón encuentra su plenitud en su fe y porque su corazón ha reconocido en Dios al único que podía satisfacerlo. Por todo ello, el cristiano puede afrontar la muerte de otra forma, diciendo “sé de quién me he fiado”.

Que Dios tenga misericordia de esta familia inglesa y nos conceda a todos el don de la esperanza.


Bruno Moreno Ramos

http://infocatolica.com/blog/espadadedoblefilo.php/se-suicidaron-por-la-muerte-de-su-hijo


4 comentarios:

  1. Llegué aquí desde el face de María del Rayo.
    Me uno a tus oraciones. Comparto tu meditación.
    La aceptación de la muerte del ser amado, como la resignación y el abandono a los brazos de Dios, son estados que solo nacen desde el reconocimiento del amor a Dios y de El a nosotros.
    Sin Dios, todo es tremendamente doloroso y desesperante.

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  2. Comparto lo que expresa en tu reflexión respecto a lo sucedido.

    Hay mucha inmadurez y superficialidad. Incomprensiblemente la gente se agarra a esta vida caduca y material que no tiene otro sentido que su fin.

    Porque todo lo que empieza termina. Pero, nosotros, por la Misericordia Y AMOR de DIOS, estamos llamado a la vida eterna, y hemos tenido un principio, y tendremos un final feliz, tranformado en vida eterna.

    Desde ahí, todo cambia y es diferente.

    Un fuerte abrazo en XTO.JESÚS.

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  3. Tienes toda la razón, este matrimonio murió innecesariamente por un concepto equivocado del amor y de la vida; pero, a la vez, estoy seguro de que por los méritos de Jesucristo, Dios los habrá acogido en su Reino, porque, realmente, no sabían lo que hacían y creían estar amando.

    Un abrazo en Jesús y en María

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  4. Antes que nada felicidades por las 18000 visitas al blog.
    Y esta entrada me dolio mucho. Ellos pudieron ser muy felices, pero la sombra del suicidio los alcanzo. Pero de todos modos felicidades por las 18000 visitas.
    Espero que sean más.
    Besos.

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